Amar
como si fuera un río caudaloso
que lleva consigo
no solo materia
no solo esencia
sino que arrastra
e inunda
cada rincón
cada espacio
con su presencia.
Extrañar
como si clavaran
astillas finas de madera
que perturban
que lastiman
que dañan.
Amar
como huracán que arrasa
pero que al final deja la calma
de lo que en verdad sostiene
de lo que en verdad se aferra
de lo que no se aleja
no olvida
no mata.